Sonrisa gingival con botox
¿En qué consiste la Sonrisa gingival con botox?
Tratar la sonrisa gingival con botox es una de las alternativas más fiables para lograr un espléndido resultado. Consiste en inyectar la toxina botulínica en el músculo que eleva el labio superior. El objetivo es evitar su hiperfunción manteniéndolo en una posición normal. La reducción del movimiento del labio superior suele corregir el problema. Sin embargo, todo dependerá del caso particular de cada paciente. Si la sonrisa gingival se produce por un problema dental u óseo, quizá habría que completar el procedimiento con otras técnicas.
Desde el punto de vista más técnico se usa el bótox de tipo A de 100 unidades. Su dilución se lleva a cabo en dos mililitros de solución salina al 0,9 % estéril y sin conservantes. El objetivo es lograr cinco unidades por 0,1 mililitros. La inyección es bilateral y suele constar de 2,5 unidades en el músculo elevador.
Cada especialista puede elegir la cantidad más adecuada en cada caso. Las cifras anteriores son orientativas y permiten al posible paciente tener una idea más aproximada de las características de la opción antes descrita.
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¿A quién está dirigido este tratamiento?
A personas que muestran mayor cantidad de encía superior al sonreír, siempre que esta circunstancia no esté provocada por una malformación de la mandíbula. La eficacia del bótox es incuestionable y permite corregir el problema de forma indolora. Con ello, se consigue que el paciente recupere su autoestima y que no se avergüence de sonreír.
En ocasiones, esta circunstancia provoca que la persona se tape la boca al reírse o que evite socializar para que nadie se percate de su defecto. Eliminar la alteración es un proceso sencillo que puede suponer una nueva manera de relacionarse.
Se desaconseja para personas que tengan problemas de coagulación, padezcan una enfermedad autoinmune o dolencias cardiovasculares o sistémicas. En estos casos, habría que realizar un estudio previo más detallado para prevenir posibles consecuencias.
En términos generales, es necesario esperar hasta los 16 o 17 años para realizar el primer tratamiento. A partir de ahí no hay límite de edad, pero en los pacientes más mayores es necesario tomar las precauciones necesarias para que el resultado sea el mejor posible.
Duración
Lo habitual es que la infiltración de la toxina botulínica de tipo A se lleve a cabo en dos sesiones. Cada una de ellas dura un máximo de 30 minutos. Tras la primera sesión se esperan dos semanas para comprobar los resultados. De ser los esperados, se evitaría la segunda sesión.
El especialista podría apostar por una segunda sesión de refuerzo, normalmente con menor cantidad de bótox, para perfeccionar la sonrisa. Se vuelve a esperar dos semanas y se confirma que el procedimiento ha conseguido los objetivos previstos.
¿Qué es la sonrisa gingival?
Tras conocer las características del tratamiento, se debe abordar la definición de este tipo de sonrisa. Recibe esta denominación la sonrisa que muestra más de dos milímetros de la encía superior. Ahora bien, para asegurarse de que se padece es adecuado ir primero al dentista que será quien confirme el diagnóstico.
Asimismo, podrá hacer radiografías de la boca y determinar si esta sonrisa es la consecuencia de otras alteraciones. Las más habituales son una mordida irregular, un exceso de masa ósea en la mandíbula superior o una inflamación de las encías. Cuando el odontólogo descarta estos supuestos es el momento de acudir a una clínica estética para recibir el tratamiento. Para aclarar estos términos, se explican las cuatro causas de este tipo de sonrisa:
- Un exceso de tejido gingival que cubre los dientes superiores: debe ser retirado por el dentista que también determinará si es necesario el presente tratamiento.
- La herencia genética: el labio superior podría no tener el ancho necesario para cubrir la encía. En este caso habría que elegir otras técnicas de relleno del labio para lograr el efecto deseado.
- Esquelética: la mandíbula puede ser demasiado pequeña o estar hundida por diversos motivos que habría que analizar. Las alternativas más adecuadas dependen de cada caso y de la decisión del odontólogo.
- De origen muscular: el músculo facial debe tener la capacidad suficiente para elevar el labio. Si hay algún tipo de irregularidad su funcionamiento no será el esperado. El tratamiento corregiría esta alteración.
Otras circunstancias también inciden en la aparición de este tipo de sonrisa. Tener los dientes superiores prominentes o un crecimiento irregular de los mismos empuja al labio hacia arriba. El bruxismo conlleva un desgaste dental lo que crea el efecto visual de tener una encía más grande de lo esperado.
El maxilar superior puede estar adelantado o ser demasiado grande rompiendo así la alineación natural del rostro. Solo tras conocer cuál es la causa concreta en cada caso es posible decidir si la técnica descrita es la más adecuada para el paciente.
Además, hay tres tipos de sonrisa gingival que marcan el camino a seguir al facultativo para eliminarla:
- Anterior: se produce cuando la encía se sitúa justo encima de los incisivos.
- Posterior: recibe este nombre la que se produce cuando la encía sube a partir del primer premolar.
- Mixta: cuando se muestra la parte anterior y posterior de la encía.
De todo lo anterior dependerá el tipo de tratamiento que se aplique. La valoración médica es indispensable para elegir la alternativa que mejor encaje con las necesidades del paciente.
¿Cuánto dura el bótox en la sonrisa gingival?
Lo habitual es que durante el primer trimestre posterior a la intervención la sonrisa sea perfecta. En los tres meses siguientes se observará cómo el bótox va dejando de hacer efecto. Bastaría con repetir el tratamiento para volver a disfrutar de sus efectos.
Esto sucede porque la toxina botulínica sólo paraliza el músculo durante un tiempo determinado. Al tratarse de una parte tan sensible, es imprescindible ajustar muy bien la cantidad a inyectar. De lo contrario, se produciría una parálisis que podría llegar a impedir que el paciente comiera o bebiera con normalidad.
Ha de destacarse que hay pacientes que presentan una resistencia a la toxina botulínica de tipo A y otros similares. El mal almacenamiento del bótox también puede provocar que el tratamiento no sea eficaz. Lo mismo sucede si quien realiza la infiltración no tiene los suficientes conocimientos de la anatomía facial.
Se recomienda confiar, exclusivamente, en profesionales con experiencia. Así es más fácil tener la total certeza de que el músculo no subirá demasiado, pero sí podrá moverse con normalidad para realizar otro tipo de funciones. Tras medio año es bastante probable que haya que repetir el tratamiento. Se recuerda que es posible hacerlo hasta tres veces en el mismo año sin que el músculo vea afectada su movilidad.
Beneficios del tratamiento de la sonrisa gingival con la toxina botulínica
Son múltiples y todos repercuten en la recuperación de la autoestima del paciente. Se resumen en el siguiente listado:
- Es un proceso indoloro. Se suelen usar agujas de tamaño pequeño para realizar las infiltraciones.
- No es necesario realizar ningún tipo de incisión. Esto evita el riesgo de infecciones o el tener que suturar en una zona tan visible.
- A partir de las 72 horas pueden apreciarse los primeros resultados. Solo es necesario mirarse al espejo para comprobarlo.
- La recuperación es casi inmediata y no provoca molestias al paciente. En unas horas puede volverse a la normalidad.
- Los efectos duran hasta seis meses. Pasado este tiempo es decisión del paciente decidir si quiere repetir, o no, el tratamiento.
- Se evita mostrar la encía superior al sonreír. La mejora de la autoestima es inmediata.
- La hiperfunción del músculo elevador del labio disminuye, pero no se pierde totalmente. La persona intervenida puede llevar una vida normal.
- La sonrisa resultante es más armónica lo que refuerza la confianza de la persona ante el espejo. Los dientes aparecen mejor alineados y los labios no estarán siempre en tensión. Sin duda, es una eficaz manera de evitar las consecuencias de una mala alineación dental o mandibular.
Se debe subrayar que es necesario pasar por un examen previo para conocer si el tratamiento va a ser, o no, eficaz. En los casos ya comentados de exceso de masa ósea o encía, es más adecuado practicar una gingivoplastia o gingivectomía. El dentista ha de ser quien tome la decisión al respecto. El objetivo es reducir el tamaño del hueso, reubicar la encía y retirar el tejido sobrante.
Cuidados tras el tratamiento
Si bien se ha indicado que la recuperación es rápida y que no debería conllevar problema alguno, hay una serie de cuidados a tener en cuenta:
- Se desaconseja presionar, frotar o masajear el área tratada durante el día siguiente al tratamiento. Ello puede provocar que el bótox se desplace o que el músculo no lo absorbe con normalidad. El uso de hielo o compresas frías suele estar desaconsejado al provocar una ralentización de la circulación.
- No se recomienda usar casco, férulas bucales o similares durante las 24 horas posteriores a la intervención. Debe mantenerse la boca sin ningún tipo de presión para que el organismo pueda asimilar la toxina progresivamente.
- Durante el mismo periodo de tiempo no es aconsejable practicar deporte. Han de evitarse también los tratamientos estéticos. Tampoco es recomendable usar una sauna o baño turco para evitar que los poros se abran. Los cambios bruscos de temperatura podrían provocar irregularidades en el resultado.
- Durante las cuatro horas inmediatamente posteriores a la infiltración, el paciente habrá de estar sentado y no tumbarse. Al poder hacer vida normal, es posible trabajar, sin realizar esfuerzos físicos, o relajarse.
- No es apropiado el consumo de medicamentos como la aspirina o similares debido a su efecto antiagregante. No se suelen recetar analgésicos ya que el paciente solo siente unos pequeños pinchazos. Es posible que el área se inflame ligeramente, pero lo habitual es que en unas horas el labio recupere su forma original sin ayuda.
Se recuerda que la primera revisión suele ser a los 10 o 14 días. Tanto el especialista como el paciente deciden si hay que repetir el proceso o no. De no obtenerse los resultados esperados, es adecuado analizar la causa de esta incidencia y programar la repetición del tratamiento u otra alternativa.
Quien se encargue de realizar el tratamiento deberá explicar sus posibles consecuencias, su duración y todo lo que podría suceder durante la recuperación. De su experiencia en este tipo de tratamientos dependerá el éxito de su intervención.
Precio del botox sonrisa gingival
A la hora de repasar el precio de este tratamiento es bastante habitual encontrarse con un desequilibrio bastante importante. De hecho, el precio medio de la inyección de bótox en otras zonas de la cara se sitúa entre los 100€ y los 150€. Al tratar de inyectar el labio se suele cobrar entre 150€ y 300€ por una ampolla.
Anteriormente se describe la cantidad media para cada tratamiento por lo que es posible realizar un cálculo bastante aproximado del coste final. A ello han de añadirse la visita al dentista, la primera visita a la clínica estética y las consultas sucesivas para comprobar el resultado de la intervención.
¿Por qué no se ofrece un precio cerrado como ocurre con otros tratamientos? Porque todo dependerá de las causas, del tipo de sonrisa gingival y de las características de la boca del paciente. El estudio previo y el informe del odontólogo son esenciales para determinar una cifra final.
En todos los casos, se insiste en la importancia de este aspecto, no se puede incluir esta opción dentro de otros tratamientos estéticos más convencionales. Todo lo que supone la infiltración de una sustancia en el organismo puede provocar un riesgo y consecuencias distintas. El análisis del historial médico del paciente y de sus características físicas es el primer paso para concretar los detalles y los posibles riesgos.
Aun así, el auge del tratamiento de la sonrisa gingival con botox confirma que sus resultados son tan fiables como recomendables. Elegir bien la clínica donde se realice el tratamiento es sinónimo de éxito, confianza y seguridad.