Mascarilla facial
¿En qué consiste la Mascarilla facial?
La mascarilla facial es un recurso para cuidar la piel y evitar problemas posteriores. Con la vida tan ajetreada de hoy, muchas veces, las personas se olvidan de cuidar su piel. Esto se puede solucionar con los tratamientos de las mascarillas faciales.
- Duración: De 10 a 15 minutos o tras dar un pequeño masaje (en el caso de las mascarillas exfoliantes).
- Anestesia: No necesitan anestesia.
- No necesitan hospitalización.
- No necesitan recuperación, solo cuidados posteriores.
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¿En qué consiste el tratamiento?
La mascarilla facial es un producto cremoso usado en la cosmética. Se aplica ocasionalmente sobre el rostro para mejorar la salud de la piel. Normalmente, se ha de mantener durante unos minutos para que sus propiedades se adhieran a la piel y ayuden a mejorarla o repararla. Tras ese tiempo, es retirada mediante agua u otros elementos.
Los componentes pueden variar según el tipo de mascarilla y sus propiedades. Existen mascarillas formadas por complementos minerales (magnéticos o arcilla) y vegetales (hidrogel). Antes de aplicar una mascarilla, es bueno limpiarse las manos y el rostro. Hay que exfoliar la piel para que esta sea más receptiva a los activos que contiene la mascarilla.
Lo ideal es untar de forma homogénea el producto sobre la piel limpia y seca y dejarlo actuar durante algunos minutos. Este tiempo va a depender del tipo de mascarilla. Es recomendable informarse con anterioridad de la duración y propiedades para que los efectos no sean contraproducentes.
Terminado el tratamiento facial, hay que aclarar con agua, secar y aplicar otros productos de belleza usados a diario. Se recomienda usar mascarillas una vez a la semana o alternar diferentes tipos para probar el funcionamiento de los activos sobre la piel.
¿A quién está dirigido este tratamiento?
Las mascarillas están dirigidas a todo tipo de pieles. Existen diferentes mascarillas que se encargará de mejorar sus propiedades y cuidado. Por ejemplo, para las pieles secas, se recomienda el tratamiento de hidrogel, cuyas propiedades son hidratantes. En las pieles envejecidas, se ha de usar una mascarilla con activos que ayudan a suavizar las arrugas.
¿Para qué tipos de pieles existen mascarillas faciales?
En función del tipo de piel, es conveniente usar un tipo de mascarilla facial u otro, ya que cada tipología de tratamiento tiene una serie de activos. Por ejemplo, para las pieles secas, se recomienda una mascarilla hidratante; en las pieles acneicas, está indicada la mascarilla purificante y calmante; o en las pieles con rojeces, es mejor usar mascarillas con un efecto calmante e hidratante. Por el contrario, en las pieles fotoenvejecidas, se usan mascarillas con antioxidantes que iluminan la piel. En las pieles con manchas, se requieren activos que difumina el tono para igualar la piel en tonalidad.
Duración
Normalmente, los efectos tras el tratamiento con mascarilla son instantáneos. Se mostrará una piel mucho más luminosa e hidratada. En cuanto a la duración, dependerá del tipo de tratamiento.
- En las mascarillas con hidrogel y magnetizadas, la duración es de entre 10 y 15 minutos.
- Los tratamientos de arcilla, con mascarilla de tela, velo o en crema suelen durar de 15 a 20 minutos.
- La aplicación de las mascarillas con burbujas dura hasta que la espuma o las burbujas desaparezcan.
- La duración es mientras se realiza el masaje con el activo, como ocurre en el caso de las exfoliantes.
¿Qué tipos de mascarillas hay?
Existe toda una variedad de mascarillas en función del tipo de piel y el resultado deseado. Algunas de ellas son las siguientes:
- Máscara de hidrogel: Estas mascarillas fueron creadas en Corea y tienen la ventaja de que se acoplan muy bien a la piel del rostro y mejoran la absorción de los principios en un plazo de 15 minutos. Basta con retirar la máscara del rostro y masajear el producto sobrante.
- Mascarillas en crema: Son las mascarillas tradicionales. Tienen una textura ligera y contienen una gran cantidad de nutrientes. Se pueden usar en partes específicas de la cara, al contrario que las máscaras de hidrogel. Normalmente, su acción suele durar 15 minutos y hay que retirarlas con abundante agua y discos de algodón. Eso sí, los componentes de las mascarillas en crema pueden variar en función del tipo de piel del cliente.
- Mascarilla de arcilla: Su base principal es la arcilla. Se usan habitualmente el caolín o la arcilla roja, las cuales se mezclan con agua o se dosifican para directamente aplicarse sobre el rostro. La duración de la mascarilla suele ser entre 15 y 20 minutos. Estimula la circulación sanguínea, limpia las impurezas y excesos de grasa. Es ideal para las pieles grasas. Tras su uso, se recomienda aplicar una loción hidratante.
- Mascarilla peel off: Como su nombre indica (piel fuera), es ideal para retirar las impurezas del rostro. Ha ido perdiendo popularidad por la irrupción en el mercado de nuevos productos con propiedades mejoradas. Tiene la desventaja de que eliminarla del rostro puede ser una tarea complicada si no se aplica correctamente. También puede producir irritación o rojeces tras su retirada si la mascarilla estaba muy adherida a la piel.
- Mascarilla velo: Es una de las más utilizadas, gracias a sus ventajas y la variedad de resultados que proporciona. Es una mascarilla de celulosa que contiene una loción abundante con principios activos que mejoran la piel del rostro. Se aplica durante unos 20 minutos y se retira con una gran facilidad. Posteriormente, se hace un pequeño masaje con la loción que quede en la piel. Se pueden encontrar diversos tipos de esta mascarilla en función de los componentes que contienen y que proporcionan soluciones distintas. Estos componentes son el ácido hialurónico, colágeno, minerales o vitaminas, entre otros. La mascarilla da diversos resultados. Sirve para minimizar las arrugas, dar luminosidad al rostro, hidratar la piel o eliminar impurezas.
- Mascarilla burbuja: Es un tipo de mascarilla relativamente nueva en cosmética y que da resultados interesantes para la piel. Su efecto sobre la piel es muy curioso durante la aplicación, ya que posee una textura de nube o espuma que forma un gran número de diminutas burbujas. Esto se produce porque el producto es carbonatado. Una vez que entra en contacto con el exterior, forma esta textura. Sus componentes son arcilla, carbón o flúor, a los que se añade té verde, antioxidantes, nutrientes, etc. Este tratamiento estimula la piel para limpiarla y se retira de una manera muy cómoda tras la desaparición total de las burbujas.
- Mascarilla exfoliante: Permite exfoliar la piel para eliminar cualquier impureza y restos de piel muerta. En su aplicación, es importante realizar masajes con movimientos circulares para activar la circulación de la piel. El tiempo de aplicación se reduce a lo que dure el masaje. Lo habitual es que la piel quede ligeramente enrojecida tras su aplicación. Se puede fabricar en casa con materiales como azúcar y aceite, limón o poso de café.
- Mascarilla de oro: El oro también se puede usar para aplicarlo en el rostro. Entre sus beneficios está combatir las arrugas, dar elasticidad a la piel y mejorar la regeneración celular. La mascarilla está formada por una fina capa de oro que ha de permanecer en la piel durante un rato. Eso sí, es una de las más caras y puede llegar a tener un precio que ronda los 300 € por cada mascarilla. Su eficacia está demostrada gracias a sus iones, que estimulan la renovación celular de la piel. También mejora la circulación gracias a la combinación con otros componentes como la enzima Q10, nutrientes o ácido hialurónico.
- Mascarilla magnética. Es un método curioso, donde la mascarilla se retira con un imán. Su aplicación es semejante a la de otras mascarillas. Tiene una consistencia de crema y se ha de expandir por el rostro mediante una espátula. Después de 10 minutos, se envuelve un imán en un pañuelo y se acerca al rostro para atraer las partículas imantadas. El producto sobrante se aplica como una crema hidratante hasta que se absorba por completo. La interacción entre el imán y las partículas metálicas crea una acción de antienvejecimiento en la piel. También aumenta la luminosidad de la cara y le da firmeza. Como en las mascarillas de oro, su precio no es bajo.
¿Qué mascarilla debo usar según mi tipo de piel?
Como ocurre con las cremas, también existen mascarillas faciales idóneas para cada tipo de piel.
- Pieles grasas. La piel puede generar un exceso de grasa que, a su vez, provoca la aparición de brillos incómodos, sebo o impurezas. Las mascarillas purificadoras regulan el exceso de grasa, limpian la piel y eliminan los puntos negros. Aquí entrarían las mascarillas exfoliantes para eliminar los puntos negros; las mascarillas de arcilla, que eliminan el exceso de grasa; o el peel off (aunque este apenas se usa).
- Pieles sensibles. Suelen quedar con rojeces fácilmente, generan irritaciones u otras molestias. Para este tipo de pieles, se usan mascarillas con productos no agresivos. Son ideales las mascarillas de hidrogel, que ayudan a hidratar la piel y repararla, así como las de velo, que se adaptan a todo tipo de pieles.
- Pieles secas. Existe una falta importante de hidratación, por lo que es necesario usar mascarillas hidratantes y nutritivas para que la piel recupere su elasticidad y luzca más suave.
- Pieles congestionadas. Tienen residuos y pieles muertas. Es ideal el tratamiento de burbujas, que limpia la piel y hace que esta respire. Por el contrario, para las pieles con poros muy abiertos, se recomienda la mascarilla magnética.
- Para todo tipo de pieles. Hay mascarillas que se adaptan a todo tipo de pieles, como las mascarillas de velo o las mascarillas en crema. Ambas disponen de versiones para todo tipo de pieles. Aquí también podrían incluirse las cremas exfoliantes.
¿Realmente funcionan las mascarillas faciales?
Se pueden utilizar mascarillas para cuidar la piel en cualquier parte, desde el ámbito casero hasta los centros de estética profesionales. Todas las mascarillas prometen rejuvenecer y dejar como nueva la piel. A pesar de ser muy populares, la realidad es que no existe evidencia científica alguna de sus efectos en la piel. Aunque sí es cierto que tras su uso la piel se muestra más limpia, luminosa y cuidada.
Eso sí, hay que elegir bien la mascarilla. Si se escoge la que no corresponde con el tipo de piel, pueden darse efectos adversos. Por ejemplo, no se debe elegir una mascarilla de arcilla teniendo la piel seca. Esta mascarilla puede producir una disminución de la humedad natural de la piel, aunque sea poca. De igual manera, una mascarilla correcta y nutritiva “alimenta” la piel para que se mantenga hidratada, sana y tenga resultados atractivos y rápidos.
¿Se pueden hacer mascarillas faciales en casa?
La respuesta sería sí. Existen las mascarillas naturales y caseras, que cualquiera puede hacer en casa. Después de todo, lo importante es que la piel esté cuidada e hidratada. No obstante, antes de aplicar por completo cualquier mascarilla, hay que hacer una prueba en una pequeña parte. Si se observa una reacción, se debe lavar con abundante agua y descartar la máscara. Las mascarillas caseras se pueden fabricar en el hogar usando productos naturales que se encuentran tranquilamente en la cocina. Estos ayudan también a hidratar y nutrir la piel, rejuvenecerla o lograr un resultado inmediato en el rostro.
Algunos ejemplos de mascarillas nutritivas:
- Avena y limón. Ayudan a eliminar el exceso de grasa y los brillos. Basta con añadir 2 cucharadas de yogur natural, 2 de avena y zumo de limón en un cuenco. Los granos de avena funcionan como exfoliantes, mientras que el limón ayuda a eliminar la grasa y es un potente antibacteriano. Se ha de usar unos 15 minutos y, tras este tiempo, retirar con agua.
- Plátano y aguacate. Es ideal para las pieles secas. Basta con mezclar medio aguacate, un plátano y una cucharada de miel. Se deja actuar 10 minutos y ayuda a hidratar la piel, nutrirla y regenerarla.
- Cacao. Es ideal para todo tipo de pieles. El chocolate es un buen antioxidante que ayuda a mantener el rostro joven y saludable. Basta con echar una cucharada de cacao en polvo (sin azúcar), una de aceite de oliva virgen y un poco de la crema hidratante habitual. Se extiende bien por la cara y se deja actuar 15 minutos. Da como resultado una piel luminosa y fresca.
- Mascarilla rejuvenecedora con miel y huevo. Regenera las células de la piel y es una aliada para combatir las arrugas del rostro. Se bate la clara de huevo y se añade miel con zumo de limón. Esto se mezcla y se aplica durante 20 minutos en la cara.