Abdominoplastia

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¿En qué consiste la abdominoplastia?

La abdominoplastia se trata de una cirugía que se realiza en la pared del abdomen. Con este procedimiento quirúrgico se extirpa la grasa de esta zona del cuerpo y el exceso de piel. A la vez, se refuerzan y se vuelven a posicionar en su lugar los músculos de la pared abdominal.  Con frecuencia suele ir asociada a una liposucción de flancos y abdominales para conseguir un modelado completo.

Dependiendo de la zona del abdomen a tratar y el problema que se desea corregir, se ejecutará el tipo de cirugía más adecuado para cada paciente. La abdominoplastia completa se conoce también como transposición umbilical, ya que el ombligo conserva su posición original después de tallarle un alojamiento nuevo en la piel con este objetivo.

En cualquier caso, es fundamental comprobar si la zona que se quiere operar se encuentra por debajo o por encima del ombligo. También hay que asegurarse de si el problema afecta a la piel, a los músculos o simplemente es un exceso de grasa. Este procedimiento va a dejar una marca que variará dependiendo de su localización en el cuerpo. La más habitual será un círculo alrededor del ombligo o por encima del pubis y en ambas ingles.

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¿A quién está dirigido este tratamiento?

Este tratamiento, por norma general, no necesita realizarse por razones de salud. El objetivo principal es reducir considerablemente la apariencia flácida y abombada del vientre para tener uno plano y una cintura delgada. También se lleva a cabo para aliviar infecciones cutáneas o erupciones que se desarrollan bajo la piel cuando existe una acumulación excesiva de esta o de grasa. Es decir, se realiza sobre todo por el deseo de una mejora estética.

Este tratamiento va dirigido a todas aquellas personas que no consiguen eliminar este problema con dietas ni con ejercicio físico. También a mujeres después del parto, puesto que la masa muscular de su vientre se ha dilatado considerablemente en el embarazo. También para aquellos pacientes que han perdido peso drásticamente y quieren recuperar la elasticidad de la piel en la zona del abdomen.

Las personas que tienen una obesidad moderada o que tienen flacidez en esta parte del cuerpo provocada por problemas de constitución, son igualmente adecuadas para someterse a esta intervención. Siempre se debe tener en cuenta la situación del paciente respecto a su peso. Si este no se encuentra todavía en el adecuado y piensa continuar adelgazando, es mejor posponer la cirugía hasta que se haya logrado la masa corporal que se desea.

Duración

Dependiendo de la cantidad de corrección que se necesite hacer, una abdominoplastia puede durar más o menos. Generalmente, una completa dura entre dos y cuatro horas. Una mini abdominoplastia, por el contrario, solamente dura entre una y dos horas. Después de la operación, el abdomen va a estar algo inflamado durante los primeros días e incluso se pueden notar ciertas molestias y dolores que deben controlarse con medicación y bastante reposo del paciente.

De acuerdo con la extensión de esta cirugía, el paciente podrá marcharse a su casa después de unas horas o permanecer unos días en la clínica. El cirujano plástico será quién dé las órdenes pertinentes para cambiar los vendajes, ducharse, caminar, etc. Los puntos externos se retirarán a los cinco días aproximadamente, dependiendo de la capacidad de cicatrización del paciente, y los internos en dos o tres semanas, momento en que el vendaje será sustituido por una faja abdominal.

En cualquier caso, trabajar con el cirujano y con su equipo de cirugía estética de la manera más estrecha posible hará que tanto el tratamiento como la recuperación posterior resulten perfectos.

¿Para qué sirve la abdominoplastia o cirugía de abdomen?

El más evidente de los resultados al realizarse una abdominoplastia es la apariencia estética. Un vientre que no tiene tono muscular y que se encuentra flácido y abultado puede empeorar la salud mental de cualquier persona, llegando incluso a provocar problemas graves de confianza y autoestima.

Recuperar un abdomen tonificado y plano mejora la apariencia en general y repercute en una mayor autoestima y confianza en uno mismo. Por otro lado, los depósitos de grasa que se acumulan alrededor del vientre, además de afear el cuerpo, provocan problemas de salud. Cuando se extrae la grasa de esta zona se minimiza el riesgo de sufrir enfermedades como colesterol, diabetes tipo 2 o ciertas cardiopatías.

Otro de los beneficios de este tratamiento es que al quitar el exceso de grasa de esta zona y mejorar su tono muscular, se reduce la sobrecarga en la espalda y, por consiguiente, los posibles dolores.

De igual manera, tener unos músculos fuertes y una espalda más descansada ayuda a mejorar la postura. Esto, a la larga, previene problemas relacionados con las lumbares y la columna vertebral.

Por último, pero no menos importante, este tipo de cirugía estética ayuda también a tener mejores relaciones sexuales. Al tensar los músculos y la piel del abdomen, el monte de Venus y los genitales recuperan su posición más joven y mejoran su funcionalidad. De igual manera, una musculatura abdominal más fuerte y firme es sinónimo de un desempeño sexual mejorado.

¿Es dolorosa la abdominoplastia?

La abdominoplastia es una cirugía y, por tanto, produce dolor. Este puede ser más o menos intenso, pero en cualquier caso siempre es postoperatorio, puesto que la técnica que se emplea usa anestesia general para que el paciente no se entere de nada y no sufra. Cuando la anestesia deja de hacer su efecto, es cuando la herida puede provocar dolores y hacer sentir incómodo al paciente hasta su curación.

El dolor aparecerá, por consiguiente, después de haberse realizado la operación, especialmente cuando llegue el momento de moverse. De hecho, la cirugía incluye el tensado de los músculos abdominales, por lo que es necesario mantener reposo y descansar todo lo posible. Eso sí, se le recomendará al paciente hacerlo algo flexionado para que no se tensen los músculos demasiado y la herida no duela. Se aconseja que durante los primeros días la persona intervenida se encuentre acompañada para ayudarla en los movimientos cotidianos y a estar pequeños ratos de pie.

Es normal sentir algo de dolor al principio, sin embargo, si este se intensifica demasiado o no responde al tratamiento médico indicado por el doctor, el paciente tendrá que acudir inmediatamente a visitar a su cirujano para descartar complicaciones mayores. También deberá visitar al médico si después de las seis semanas posteriores a la operación el dolor persiste.

Recuperación de una abdominoplastia: recomendaciones y postoperatorio

En general, la recuperación por una abdominoplastia va a depender del estado general de salud del paciente. Si este es bueno, se recuperará mucho antes. De hecho, hay personas que vuelven a su trabajo con total normalidad transcurridas solamente dos semanas.

En cambio, otras necesitan entre tres y cuatro semanas para volver a la normalidad. En todos los casos, moverse es primordial para recuperarse cuanto antes, para tonificar los músculos y para evitar que se formen trombos venosos. Eso sí, habrá que hacerlo con moderación, puesto que no son aconsejables los ejercicios fuertes, al menos durante un tiempo.

Por otra parte, hay que recordar que la cicatriz es la que es, durante los tres o seis primeros meses puede dar la sensación de que está empeorando, ya que se encuentra en período de curación, pero al cabo de un año estará mucho más disimulada. En todos los casos, el cirujano va a realizarla de tal manera que no pueda verse cuando se use ropa interior o de baño.

También hay que tener en consideración que ciertas modificaciones en la dieta ayudan a facilitar la recuperación del paciente. Por ejemplo, una alimentación pobre en sodio contribuirá a reducir una posible inflamación, mientras que una rica en fibra evitará la realización de esfuerzos durante la evacuación para no forzar los músculos del estómago durante la misma.

Tampoco se recomienda la exposición a los rayos del sol durante los doce meses posteriores a la operación como mínimo. El motivo es que puede provocar la coloración de las cicatrices e irritarlas. Durante tres meses, al menos, después de la cirugía se debe evitar beber alcohol y fumar para alcanzar una recuperación adecuada.

Precio de la abdominoplastia en España

Es imposible dar un precio cerrado para un tratamiento de abdominoplastia sin conocer en persona al paciente, ya que aquel va a depender de distintos factores. Uno de ellos es la cantidad de grasa sobrante que tenga la persona, así como el exceso de piel. También hay que valorar si hay presencia de diástasis abdominal o no. Por eso, para poder ofrecer un precio final es necesario que un cirujano plástico especializado valore el abdomen que va a tratar.

Pero aun de esta manera y dando una idea orientativa, se puede decir que una abdominoplastia completa en España se mueve alrededor de los 4.500€. En este precio va incluida una primera valoración totalmente personalizada realizada por el equipo médico, en la que se explicarán al paciente sus necesidades y los resultados que se pretenden conseguir.

También se hará un estudio quirúrgico para conocer si existe alguna enfermedad previa, si toma medicación, etc. Después de efectuar el procedimiento de forma totalmente segura, se continuará con un seguimiento del postoperatorio para evitar cualquier complicación.

En el caso de realizarse una mini abdominoplastia, el precio lógicamente será menor, ya que la piel flácida que sobra y que se deberá retirar será también menor. Además, con este último procedimiento son raras las veces que hay que recolocar la parte del abdomen, de ahí que su coste sea más reducido.

Contraindicaciones de la operación de abdominoplastia

Aunque una operación de abdominoplastia no presenta normalmente complicaciones, existen ciertos perfiles de personas para los que no está indicada. Por ejemplo, es el caso de los fumadores, ya que la cicatrización puede no ser la adecuada e incluso requerir una segunda cirugía.

Tampoco se recomienda hacer en mujeres que quieren quedarse embarazadas después de la intervención. Hay que tener en cuenta que durante el embarazo se dilata la piel mucho y no habrá suficiente tejido para soportar ese estiramiento en caso de realizarse una abdominoplastia.

Personas obesas que desean llevar a cabo este tratamiento como método para reducir peso o personas que se han visto sometidas a otra operación reciente en esta misma zona tampoco deberían someterse a este tipo de cirugía estética. De igual manera que quienes padecen problemas de circulación o tienen alguna infección activa.

¿Existe algún riesgo o posible efecto secundario?

Al ser una cirugía mayor, siempre es posible que aparezca algún tipo de complicación postoperatoria. En cualquier caso, cabe recordar que si es llevada a cabo por un médico acreditado y titulado en el sector estético plástico, los riesgos se eliminan casi por completo.

Uno de los problemas más habituales es el dolor que se sufre después de la operación, pero también uno de los más manejables gracias a los analgésicos. También cabe esperar una inflamación durante los días siguientes a la intervención. Esta va a depender del procedimiento realizado y de las características del paciente.

Una faja abdominal ayudará a controlarla, de igual manera que una rutina de suaves movimientos para que la circulación mejore. El abdomen liso y plano se irá haciendo más notable conforme la inflamación vaya disminuyendo.

Las complicaciones más frecuentes son la aparición de seromas y hematomas. En ambos casos, el tratamiento es el drenaje. Si la circulación venosa o arterial del paciente está comprometida, puede aparecer sufrimiento cutáneo o necrosis. Esto suele suceder con mayor frecuencia en pacientes diabéticos, obesos y fumadores. Las infecciones no son habituales y se encuentran relacionadas con una mala higiene en la zona o con hematomas que no hayan sido drenados.

Aunque si hay una complicación temida e inherente a cualquier tipo de intervención quirúrgica, ese es el tromboembolismo pulmonar. Además, esta operación cuenta con dos condiciones que favorecen su aparición. Una es la disminución del retorno venoso en las extremidades y otra, la presión intraabdominal.

Las secuelas más comunes de esta intervención son defectos en la zona del ombligo o del abdomen provocados por la cicatriz o, incluso, la aparición de piel extra en los extremos de aquella, la conocida popularmente como «orejas de perro».

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